
En algunos casos el paciente puede llegar a recuperarse, en otros puede llegar a quedar inválido, o en el peor de los casos no recuperarse y morir de inmediato.
Entre los síntomas se encuentran: dolor intenso en el pecho que se puede llegar a extender hacia la espalda, la mandíbula y el brazo izquierdo, además de palpitaciones y aceleramiento del ritmo del corazón de forma notable. El paciente puede sufrir además sudores fríos, ansiedad, naúseas y dificultad para respirar.
Los factores que contribuyen a aumentar el riesgo de padecer dicha enfermedad son: la edad, antecedentes familiares, un nivel elevado de colesterol en la sangre, diabetes y una vida sedentaria. Se afirma según las estadísticas que afecta más a hombres que a mujeres.
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